Impregnación Anti-Arrítmica


Muchas veces como cardiólogos nos enfrentamos a diversas arritmias potencialmente peligrosas para la vida de nuestros pacientes, ya sea por implicar riesgo de muerte súbita como de una indeseable descompensación hemodinámica.

Lamentablemente, la terapia con medicamentos anti-arrítmicos suministrados por vía oral no ejerce sus efectos de manera inmediata, sujetando al enfermo a una especia de "ruleta rusa" hasta que el tratamiento alcance su plenitud de acción.

Es en esas condiciones que los cardiólogos debemos suministrar medicación anti-arrítmica por vía endovenosa, en tanto efectuamos una monitorización continua del ritmo cardíaco.

La Impregnación Anti-Arrítmica (IAA) consiste en suministrar tratamiento anti-arrítmico por vía parenteral, a fin de lograr un rápido control de las arritmias que aquejan a nuestros enfermos. Lo que buscamos es "impregnar" o "saturar" la sangre del paciente con la medicación, a fin de reducir en todo lo posible ese período de inefectividad terapéutica en la que los riesgos para la vida se mantendrían, pese a haber dado inicio a una terapia con pastillas.

Los medicamentos que se emplean para tal efecto son muy parecidos a los que prescribimos por vía oral, aunque en diferente dosis y presentaciones. Entre tales medicamentos encontramos al Lanatósido C o Deslanósido (simil de la digoxina oral), la Amiodarona, la Adenosina y el Verapamilo, por mencionar algunos de los más conocidos.

Una vez efectuada la impregnación, el paciente puede continuar con su tratamiento oral por el tiempo que el cardiólogo tratante estime conveniente, de acuerdo al cuadro clínico y los estudios auxiliares a que vaya siendo sometido, llámense electrocardiogramas, Holter o pruebas de esfuerzo.